¿Una nueva distribución del poder?

David de Ugarte nació en1970 en Madrid. Es fundador de ciberpunk.org y Piensa en Red y gobernador de la Sociedad de las Indias Electrónicas.
En el 2004 publicó Redes para ganar una guerra, en el 2007 dio origen a lo que fue El poder de las redes, donde aparece una topología de las redes y en el año 2009 lanzó De las naciones a las redes y Democracia económica en el siglo de las redes.
Las topologías a las que hace referencia en el libro El poder de las redes, describen tres formas distintas de organizar una red. Estas son: centralizada, descentralizada y distribuida.
Para demostrar que la tecnología de las comunicaciones genera las condiciones de posibilidad para los cambios en la estructura de poder, hace hincapié a la historia de las redes sociales, desde la creación del telégrafo, que permitió entre otras cosas el nacimiento de las agencias de noticias, la prensa popular y mucho después a la informática, que acarreó con ella, términos como Hacker, software libre, ordenador de uso personal, etc.
Para Ugarte, el cambio en la estructura de la información que supondrá Internet abrirá la puerta a una nueva distribución del poder. Y eso será en el marco de las redes distribuidas, donde nadie depende de nadie para poder alcanzar a otro cualquiera con su mensaje. El emisor no tiene que pasar necesariamente y siempre por los mismos para poder llegar a otros.
Los blogs son para el autor sistemas personales, automáticos que han permitido el nacimiento del primer gran medio de comunicación distribuido de la historia. Los bloggers representan lo contrario del periodismo.
Si bien el mundo de los blogs es un sistema que ha revolucionado el contenido y la forma de la estructura informática en la web, donde se realimenta día a día la información y es un ida y vuelta constante, aún así no creo que eso abra la puerta a una nueva distribución del poder, es decir, todavía quedan muchas cosas por cambiar para que realmente exista un cambio en la estructura del poder, que engloba aspectos muchos más profundos que al mero mundo de Internet.

Paula Capotorto